If I fell in love with you
and that she will cry when she learns we are two.
Y digo esto porque existe una obstinación con eliminar el foro creado por Julián Assange. Wikileaks puede significar una verdadera puerta a la transparencia y un disuasivo al juego sucio. Empero, la reacción represiva es contundente. Ya hay quien ha dicho que “Wikileaks no es una fuente, ni Assange un periodista.” Esto es el primer paso para debilitar la libertad de expresión y el derecho a la información. El dilema del árbol prohibido esta devuelta. Si leemos Wikileaks perderemos el paraíso. | Mark Felt alias Deep Throat |
Si no nos avispamos, el mensaje será otro, y andaremos más o menos otro siglo de espaldas a la realidad. Nos dirán, como ya han empezado a hacerlo, que todo lo que hace un gobierno es “por la seguridad y en contra del terrorismo”. Y nos mantendrán entre cuatro paredes bombardeados de información tenebrosa que nos desaconseje viajar, preguntar, cuestionar, protestar, diferir y propiciar cambios, no necesariamente en ese orden.![]() |
Bob Woodward, izquierda, y Carl Bernstein tenían veinte años cuando comenzaron a investigar el encubrimiento de Watergate (foto po Michael Williamson The Washington Post) |
Una pregunta así de simple requiere una respuesta escueta. No es la escueta respuesta, sin embargo, una determinación o conclusión sencilla. ¿Cuál es tu pasión?
El fundador de Wikileaks, portal del internet que delata y publica los desmanes de los gobiernos, es un animal al que de momento se le ha declarado en temporada. No dudo que cazadores de lenguas sofistiquen mil modos de hacerse de este hombre que, de algún modo, acertó un golpe a las mentiras y la propaganda. Cuando te metes con ellos, te metes con toda la manada. Y son varios los países que tienen las yemas de sus dedos ensangrentadas.![]() |
| Maria Julia Landa Primera Bailarina de Ballet Concierto de Puerto Rico |
Hay otro punto de vista en el tráfico cotidiano. Desde la bicicleta. En estos días de verano, a pesar del calor montaraz, hay días que parecen un obsequio. El cielo se despeja como un rostro al desfruncir el ceño. Montarse en la bici y pedalear con un destino particular, pero sin rumbo, da el chance de observar lo mejor de nuestro entorno urbano con una refrescante briza en la faz. Se pedalea por ratos, y por otros, la bicicleta toma viaje con suficiente impulso. Si hay cuestas en el camino, la mecánica de la bici las hace mucho más llevaderas. Y luego el descenso es mejor que cosechar un fruto.
Cinco de la mañana. Suena el despertador. Apretó los puños asiéndose a la sábana en una contracción involuntaria. Los ojos entreabiertos confirmaron la oscuridad que ya cedía su espacio a una lánguida y brumosa luminiscencia. Su primer pensamiento yace a su lado. El día se va entrometiendo con todo y alba por las ventanas. Como hábito glorioso, el recuerdo de un café le reclama. Sin embargo, ningún vecino ha madrugado tanto. Así que el aroma del café llegará más tarde. Como una visita inoportuna, la necesidad de orinar también se insinúa. ![]() |
| Dolores "Lolita" Lebrón |
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| Rita Moreno |
Si usted puede leer esto, puede que esté soñando. Si usted puede leer esto, puede que esté despierto. Si usted está soñando, puede leer esto. Si usted está despierto, puede haber soñado que leyó esto. Si usted leyó esto, puede que haya estado despierto. Despierto, en un sueño, usted pudo leer esto. Soñando, despierta, y lee esto. Lee esto en un sueño. Despierta de un sueño y lee esto. Esto lo lee mientras sueña. Despierto, sueña con leer esto…
Volvió a observar la tarja. Jeroglíficamente codificada. Difícil de comprender, mas no para él, a quien antes le insinuaron que esto podía suceder. La tarja enunciaba el mayor acontecimiento de todas las épocas. Ahí, en ese preciso instante, revisó la memoria y comprendió que había logrado lo imposible: sobrevivió al experimento; había rebasado los límites del tiempo. Escapó al Juicio Final.
“El anhelo puede explicarse de mil modos. Seguramente abundan palabras para describirle. Pero solo se siente de una manera. Acaso en otro idioma se apilen las sílabas de tal forma que permitiría, no tan solo decir que se tiene anhelo, sino que al pronunciar la palabra en esa otra lengua que desconozco, toda la piel se eriza y se sonroja la cara. A guisa de abracadabra, ese otro vocablo que, de tanto la gente pronunciarlo, se ha convertido en la palabra más mentada universalmente, sin necesidad de ser traducida”Recuerdo el Puerto Rico aquel de una economía más estable, sustentada en un laborioso espíritu de superación y honestidad. Recuerdo que terminaban los años sesenta. En las estaciones de gasolina siempre había empleados. Las tintorerías recogían y llevaban a domicilio la ropa. Los pañales de algodón eran recogidos y entregados del mismo modo. Un obrero llevaba el lácteo al hogar en un camión refrigerado, y se reciclaba el embase. Los colmados de la esquina llevaban en una cesta o una caja los víveres encomendados. Las panaderías, en muchos casos, estaban a la vuelta de la esquina. Había carnicerías independientes. Zapaterías, sastrerías.
Existían los consultorios médicos de prácticas muy honrosas y galenos que visitaban el hogar con el maletín clínico. Con regularidad un vehículo cargado de frutos u otros alimentos recorría las calles de los vecindarios con su oferta. Existían las talabarterías. Tienditas de “limber” y “school supplies”. Granados maestros de música dictaban sus clases a particulares. Y el afilador de cuchillos y tijeras anunciaba su presencia con la inconfundible sonoridad de una flauta de pan.
Afilador de Parque Chacabuco by latitud34sur
En fin, existía una sinergía variada, interdependiente y muy social de índole laboral y económica. Había mucamas y nanas. Y tantos oficios como productos y servicios pudieran necesitarse.De momento no recuerdo cuándo dejaron de existir los empleados que verificaban que el motor del coche tuviera sus fluidos al nivel correcto mientras servían la gasolina. ¿Cuándo dejaron de limpiar el parabrisas? A veces me pregunto cuándo dejaron de existir el portero, el ascensorista y los puestos de periódicos y revistas. ¿Por qué ya el heladero no recorre nuestras áreas más urbanas?. ¿Dónde están los peleteros y los relojeros?
Todos estos oficios daban un balance a la comunidad. Eran la verdadera simiente de la libre empresa. Y quizás el disuasivo perfecto a la criminalidad y los vicios. Sin embargo, menguaron o desaparecieron. Y todavía nos preguntamos por qué existe el desempleo. Sencillo. Nos hemos tragado un anzuelo y nos han enredado en la tarraya del oportunismo.
Una propuesta de un pintor amigo mío consistía en un mural destinado a un espacio público en un lugar que ahora no recuerdo. Sí recuerdo el contenido de la obra. En un fondo color cielo se cruzaban convergían, entrelazaban, entremetían, confluían cientos de líneas que entretejían un laberinto de mensajes. Proponía el pintor que nuestro espacio, esa bóveda celeste, va cargada de recados, correos y envíos desde y hasta distintos destinatarios. Miles de expresiones, claras y confusas. Como un cielo estrellado a plena luz del día, como una precipitación diurna de perseidas. Así es el cielo de Carmelo.
La genialidad de su visión me arrobó en un instante. Y me percaté que ese cielo nuestro y de Carmelo es un vehículo y una red al mismo tiempo. Que por ese cielo se suceden millones de mensajes. Radio, sonido, luz, microondas, que van a parar a nuestros receptores biológicos o tecnológicos. Transmisión a través del cielo de códigos convencionales repletos de arquetipos. Y en la barahúnda celestial, indiscriminada, se cuelan los malos mensajes, los malos principios y los peores finales. Visto a través de las letras, puedo describir ese cielo: un crucigrama de ideas, todas las ideas, sintetizadas en líneas de distintas formas y extensiones, en una geometría espacial infinita que forma una malla impenetrable. Un cielo rayado. Arañazos y trazos. Enigmas para cada quien y cada cual. Una red que requiere de una contraseña individual para poder decodificar, comprender, separar el grano de la paja, y poder encontrar la verdad.

Jamaica. Ese verde trazo de acuarela en el Mar Caribe se tiñe de rojo en estos días. Resulta que un narcotraficante, aparentemente, retó la autoridad del oficialismo. La consecuencia tiene ribetes de guerrilla civil. Kingston, que nunca ha sido una ciudad tranquila, echa humos por varios flancos. 
muerto 60 personas y hay doscientos heridos. Civiles en su mayoría. Ese mal llamado “daño colateral” es de seguro entre desposeídos y gente de a pie que se siente en deuda con Dudus.
Comenzaron sus marchas. Simpatizantes se adhirieron. El alcalde de la ciudad comenzó a incomodarse. El comercio, los bares, los bancos tuvieron que cerrar. Y entonces, luego de llamarlos “comunistas”, “anti americanos” y “lo peor que se haya criado en América”, llamaron a la guardia nacional del Estado. Les pidieron que se dispersaran, que abandonaran la protesta y se fueran del campus. Se encendieron los ánimos. Hubo intercambios violentos –piedras, gritos y botellas entre estudiantes y militares-. Los soldados calaron bayonetas y dispararon. Dispersado el humo de las armas de fuego, cuatro estudiantes yacían muertos. Investigaciones, culpas y recriminaciones sucedieron a los hechos, como es de esperar. Mil y una versiones, inculpatorias y absolutorias, plagaron medios y tribunales. Un alumno de comunicaciones de la Universidad de Kent utilizo una grabadora “reel to reel” y colocó un micrófono en la ventana de su dormitorio y grabó la secuencia histórica de la que alguien dice se puede concluir que dieron la orden de disparar. John Paul Filo, estudiante de fotoperiodismo, también capturó visualmente un doloroso instante con su cámara Nikkormat, lo que le valió reconocimiento mundial con un Premio Pulitzer.