
En el colmo de mis ansias
se confunden tu presencia y tus distancias
cómo duele la agonía
de tenerte que volver a perdonar y esconder mi soledad
cada vez que te das vuelta y te me vas
"Aldemaro Romero”
De chico, su padre lo encontraba en los cabarets. De allí lo sacaban a tirón de oreja. Menos mal que no se las arrancaron porque de otro modo el Maestro Aldemaro Romero, que en aquel entonces tenía trece años, quizás no hubiera disfrutado el oído que como músico le llevó, no solo a los caberets, sino a las mejores salas del mundo, como pianista, compositor y como director de las orquestas de mayor prestigio musical en el planeta. Romero era autodidacta. Como decía el propio maestro: “el que tiene talento, lo tiene para todo”.
Aldemaro murió en septiembre de 2007. Lamento haber conocido su nombre y apellido hace menos de un año, aunque su música ha estado conmigo casi toda mi vida. Por eso, estas letras.
El Maestro nació en Venezuela, en la ciudad de Valencia, lugar en que alguna vez viví. Ya para entonces, auque inmensa para mi, la patria Venezuela era chica para Aldemaro.
Con la itinerancia típica del músico, se marchó al mundo. Anduvo con su música por el cine norteamericano, antes arregló para la voz maravillosa de Alfredo Sadel, en Nueva York; gozó con Tito Puente ¿quien no?; dirigió e interpretó en los “big band” para Dean Martin, miembro del famoso rat pack; se juntó con el roquero Jerry Lee Lewis, e inspiró al guitarrista Charlie Byrd. En algún momento de su vida compartió profesionalmente con Pedro Vargas, Toña La Negra, Leo Marini, Daniel Santos, Boby Capó, Beny Moré y Arsenio Rodríguez. Casi nada.
Dirigió orquestas en Grecia, Egipto y Rusia. Suiza también le conoció. Brasil, España y Francia ni hablar. Por supuesto, la Orquesta Sinfónica de Londres le abrió su espacio real. En los años setenta vivió entre Londres y Nueva York.
En mi exigua capacidad musical, (porque la naturaleza se empeñó en que solo fuera capaz de escuchar, mas no de interpretar), me inclino a decir que Romero es uno de esos genios contemporáneos que será imitado, pero difícilmente reemplazado. Y de que vale que lo diga yo, ¡si todos lo saben!
Supe muy tarde que Pajarillo, De repente, Poco a Poco, Ansiedad y Catire tenían su impronta. Aunque no todas fueron compuestas por él, gozaron de haber recibido su melodiosa atención en un magistral arreglo “Aldemarado”.
Como no pretendo guardar una cronología estricta, reseño que en los años cincuenta, contratado por RCA-Víctor, paradigma de las casas disqueras, el maestro grabó lo que se considera un clásico latinoamericano: la serie de discos Dinner In. Quedó documentado que Dinner In Caracas rompió todos los récords de venta en Suramérica. Vendió más de un millón de copias. Tenía 24 años Aldemaro, pero ya nadie tiraría de sus orejas. Hubiera sido muy difícil tratar de explicar esa clase de atentado contra el fundador de la Filarmónica de Caracas.
En Rusia fue agasajado con “El Premio de la Paz”, concedido por los intelectuales soviéticos, en atención a la música compuesta para una obra cinematográfica sobre Simón Bolívar. Y me pregunto, quién más sino él.
En Rusia fue agasajado con “El Premio de la Paz”, concedido por los intelectuales soviéticos, en atención a la música compuesta para una obra cinematográfica sobre Simón Bolívar. Y me pregunto, quién más sino él.
A mi particularmente me encantan dos piezas que el maestro engalanó a su estilo. Que bueno que lo hizo; que bien que las interpretó; que tuvieron eco y que yo, en algún momento de mi analfabetismo musical, pude adueñarme de ellas a modo de himnos para mi corazón. Poco a Poco y Ansiedad. Las escucho y a veces me pregunto si no me habré convertido en un empedernido romántico que no hallará la salvación. Si la música es una religión, entonces Aldemaro es un santo al que le rezaría para mi absolución.
Quien quiera escuchar algo de este genio, (y recuerden que en cuestión de gusto no hay disputa) vayan a esta página. En una cajita negra están algunas de las piezas más emblemáticas de este compositor y arreglista venezolano. Disfrútenlo.
http://www.venelogia.com/archivos/1962/
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