domingo, 8 de agosto de 2010

Ay Dolores.

Dolores "Lolita" Lebrón
El pintalabios irradiaba desde su boca como una advertencia de tránsito. Pero ninguna advertencia suponía un obstáculo a la determinación que marcaban los tacones en su caminar resuelto. Por eso, Dolores, iba con boleto de ida y tres amuletos: una pistola de truenos para hacerse oír, la bandera de su patria que la rescataría del olvido y un escapulario para salvarse del infierno.

Abordó un tren con destino a la metrópoli. El ruido de la máquina sobre los rieles no alcanzaba silenciar el eco de un treinta de octubre. Era un primerísimo de marzo de 1954, y los árboles de cerezo en la Cuenca Tidal sospechaban una primavera distinta: La Reina de las Flores de Mayo llegaba a la capital el mismo día que, en Rogenlab*, los habitantes presenciaban dos amaneceres.
Prueba de la Bomba de Hidrógeno
Una vez frente al imponente edificio del congreso, Dolores aceleró su paso. Antes de entrar al hemiciclo, un vigilante le cruzó par de palabras en sajón, sin sospechar que hablaba con la Historia. Ya acomodada en el umbral de su Gólgota, Dolores sustrajo la bandera de la patria, hizo disparos al techo y gritó “Viva Puerto Rico libre.”

Rita Moreno
A los truenos de su pistola, le siguió una consigna que el mundo escuchó. No sé si su escapulario la rescató del infierno. Sí descubrí sin embargo, que ese mismo día, en la cubierta de la revista Life, Rita Moreno observaba coquetamente de reojo. Pero de esa mirada, muy poca gente se acuerda.


 
(*)El 1 de marzo de 1954 estará siempre en la memoria del pueblo de Rongelap como el “día del doble amanecer”, el día en que las cenizas cayeron del cielo. Está, fue la fecha en que los Estados Unidos de América hicieron explotar en Bikini una bomba de hidrógeno de quince megatones a la que bautizaron como Bravo. Desde aquel fatídico momento, la vida de los habitantes de Rongelap no volvería a ser igual.

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