miércoles, 9 de enero de 2008

Tiene ya 87 años y aunque sin parentesco, me duele saber que esté en una unidad de cuidado intensivo: Mario Benedetti. A decir verdad su obra es como un mapa hacia lo mejor. Un faro que lleva a la inspiración, y como las frases absolutas son una mascara demasiado transparente aquí reproduzco uno de sus poemas que muy bien sirve de despedida:

Chau.
Te dejo con tu vida
tu trabajo tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
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Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
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Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.
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Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
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Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
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Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
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Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
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Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
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Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

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