Hace aproximadamente 25 años leí un corto poema de Jorge Luís Borges. En aquella época conciliaba mi sueño sin problemas. Varios lustros más tarde vino a mi memoria aquellos módicos versos. Hoy, que desde hace unos días a penas duermo, quiero evocarlo. El buen sueño, de repente, se ha hecho algo bueno de antaño.
¿Qué es el insomnio?
La pregunta es retórica; sé demasiado bien la respuesta.
Es temer y contar en la alta noche las duras campanadas fatales,
es ensayar con magia inútil una respiración regular,
es la carga de un cuerpo que bruscamente cambia de lado,
es apretar los párpados,
es un estado parecido a la fiebre y que ciertamente no es la vigilia,
es pronunciar fragmentos de párrafos leídos hace ya muchos años,
es saberse culpable de velar cuando los otros duermen,
es querer hundirse en el sueño y no poder hundirse en el sueño,
es el horror de ser y de seguir siendo,
es el alba dudosa.
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