domingo, 15 de mayo de 2016

Crisis en la pincelada verde....Puerto Rico.



Vivo en lo que alguien describió entre letras como “una pincelada verde en el mar”. Ese mismo trazo, libre alguna vez, se convirtió por la violencia y la avaricia en un botín de guerra repleto de descalzos y unos pocos encopetados.

Luego comenzó una empinada peregrinación por los desfiladeros de la identidad. La hégira no fue voluntaria. Y la ruta tomada fue una imposición que no estuvo ajena al llanto, ni al chantaje de un bombón. Hemos marchado hacia “las ventajas y prosperidad de la esplendorosa civilización” dando vueltas, extraviados, en el estrecho batey del coloniaje.

Entre el principio y el final, (que nunca sabremos a ciencia cierta cuándo fue uno o cuándo será el otro) mantenemos el debate sobre cuál debe ser nuestro destino correcto. Si no actuamos, a la decisión sobre ese destino no arribaremos por un consenso entre semejantes, ni tampoco democráticamente. Puerto Rico no ha gozado de una verdadera democracia desde que atracaron los que se adjudican ser los defensores y propulsores de esta. Antes tampoco. Por eso, desde 1898 nunca abandonamos nuestra condición de botín. Las estadísticas de la historia así lo comprueban. Como colonia, el utilitarismo decimonónico condujo las arbitrariedades que acondicionaron a gran parte de la ciudadanía. Aprendimos a saquearnos entre nosotros mismos porque otros nos dieron el ejemplo, y muchos paisanos decidieron seguirlo.
Y ahora que la vida nos pasa la factura, una marejada de confusión es desatada para que permanezcamos sumidos en el mismo miasma. Por un lado, quienes dieron el ejemplo al rapiñar, porque tuvieron y tienen el poder, amenazan con la misma bota de la macarra ocupación de 1898. Y los que acá se aliaron atándole los cabetes al infame calzado, que nunca fueron pocos, también pretenden mantenerse en el exfolio a cambio de su acostumbrada comisión.
En esta terrible encrucijada cívica,  se requiere todavía un torrente abrasivo que vaya limpiándonos la ceguera. No será antes cuando podamos emprender el desafiante trayecto hacia un nuevo destino. Y no por nuevo necesariamente será mejor, hasta que pongamos el empeño en adecentar la conducta propia, y la administración pública. Dentro de esa coyuntura siempre habrá varios bandos. Ojalá sepamos identificarnos con el bando correcto.

No hay comentarios.: