Hay una página con referencias que llevan a comprender los porqués más amargos. Yo que me empeño en buscar consuelo en las palabras, solo hallo el mismo desengaño. Aun así, oculto mi tristeza con dichos felices y acciones burlescas. Procuro un poco de alivio y resto brusquedad al delirio que más me agobia de un tiempo a esta parte. Busco enterrar la felicidad frugal, pasajera y espuria. La de los pactos inconclusos y el lisonjeo a medias. Apaciento las ovejas de mi rabia con el análisis frío de la razón y el cálculo. Pero confieso que al final, siempre me equivoco en ese ajuste de cuentas. Entonces releo versos como si fueran las fórmulas que desentrañan la solución al problema.
Y resurge mi pregunta más agria:
Borges escribió:
Entre mi amor y yo han de levantarse trescientas noches como trescientas paredes y el mar será una magia entre nosotros. No habrá sino recuerdos. Oh tardes merecidas por la pena, noches esperanzadas de mirarte, campos de mi camino, firmamento que estoy viendo y perdiendo... Definitiva como un mármol entristecerá tu ausencia otras tardes.
Cortázar preguntó:
Dime por qué todavía te deseo, por qué tu nombre vuelve como el hacha a la herida en una amarga visitación de la medianoche, a la vera de un campo funerario donde larvas se multiplican húmedas babas, recuento interminable de torpezas, dime desde esa nada donde ahora te atrincheras, dime por qué me basta componer un mecanismo elemental de sílabas, discar en el cogollo de la niebla las cifras de tu nombre para que solitariamenteme agobie la esperanza de una menuda migración de dedos por mi pelo, de una fragancia donde habita el musgo. De un silencio más fogoso que todas las vigilias.
Octavio Paz suplicó:
Arde, furor oculto, ceniza que enloquece, arde invisible, arde como el mar impotente engendra nubes, olas como el rencor y espumas pétreas. Entre mis huesos delirantes, arde; arde dentro del aire hueco, horno invisible y puro; arde como arde el tiempo, como camina el tiempo entre la muerte, con sus mismas pisadas y su aliento; arde como la soledad que te devora, arde en ti mismo, ardor sin llama, soledad sin imagen, sed sin labios. Para acabar con todo, oh mundo seco, para acabar con todo.
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