miércoles, 9 de noviembre de 2011

Mi amigo y el tiempo

Conozco alguien que no es un viejo amigo ni un amigo viejo;
aunque si la vida discurre generosa, llegaremos a ser ambas cosas.
Por lo pronto, imagínesele gran cofrade.

De caminar pausado y mirada digna,
mi amigo redefine cómo se miden los tiempos.

Este carnal, con las horas y segundos, se bate cuerpo a cuerpo. 
Oficioso y genial como es, de órdago maldice a cronos;
y aunque ofuscado vaya de cuadra en cuadra
es en el desvelo donde siempre cumple.

Que se gane a los momentos eso si le deseo.

Parece una broma
verlo libar rones añejos;
es como amar clepsidras
y a la misma vez, mantenerse en riña con el tiempo...

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