Hace algo más de un mes decidí tomar un avión a Madrid. A un
El trayecto a España, una vez oculto el sol, equivale a una sinuosa noche de insomnio. El desagravio al trasnoche comienza con la llegada a un aeropuerto internacional que recibe más de cincuenta millones de pasajeros al año. Sus instalaciones modernas -y no menos que espectaculares- son obra del arquitecto Richard Rogers, un profesional fuera de serie, responsable de la corriente conocida como Arquitectura High Tech y quien también perteneció al equipo que diseñó el no menos famoso Centro George Pompidou de Paris. El Aeropuerto de Barajas es el prefacio perfecto a un país del Viejo Mundo lleno de vitalidad que a pesar de sus asentamientos urbanos antediluvianos palpita con rejuvenecido vigor.
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