domingo, 16 de mayo de 2010

Asi es...

Con sombrero bombín y una casaca camuflada, ese que apodan “el flaco” lanzó una granada de canciones a un público sobrecogido ante su cantautor favorito. No es espectacular este señor, espectaculares son sus letras. Espectacular es el modo de contagiar sus ideas entre acólitos que encuentran verdades en sus coplas. Joaquín Sabina es un trovador que desguaza protocolos en sus composiciones. Arroja verdades sin necesidad de subterfugios y convenciones. Himnos para inconformes que levantan su bandera en cada geografía. Sabina lo sabe y sabe más todavía. Sabina sabe que su obra es correspondiente con su vida y viceversa; obra y vida son la misma cosa, una vez se conoce en qué zaguanes ha pululado. Conspirador, comunista, coautor y fugitivo. Exiliado, mujeriego y sibarita. Hasta las cosas innombrables le son de conformidad. De ahí la savia en sus letras. Ha vivido y dejado vivir. Y lo canta a los cuatro vientos.

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