martes, 3 de junio de 2008

como el mar

Contra ese arrecife se lanza mi ola; incontrolable y desbocada con la regularidad de una tempestad lunática. Y el promontorio con todas sus esquirlas abrasivas desgarra el agua de mi sentimiento, cuando obligado por todo, voy en retirada. Sin embargo, en los intersticios, como quien planta la simiente, aquella roca poco a poco se desgasta, queda la sal y permanece mi espuma como pecado de Onán.

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