Me a Mrs. Jones es una de esas viejas canciones que cuando la escuché por primera vez no hizo ningún sentido. Podía ver a los adultos abstraerse y quedar suspendidos en algún lugar de sus memorias para luego verlos suspirar. Y uno seguia sin entender.
Treinta y tantos años después, al escuchar a Billy Paul en una grabación que va por los treinta y cinco años, la pieza hace todo el sentido del mundo. Seguramente cuando se llega a sus cuarenta y seis años se tienen suficientes memorias como para gozarse la canción.
Es como montarse en una maquina del tiempo. Y a pesar de que la canción fue un éxito en el 1972, cuando yo apenas alcanzaba los once años, hoy cuando me adentro en el tobogán que conduce a la tercera edad, eso de que la tal Mrs. Jones y yo tengamos algo “going on” entusiasma mi autoestima. Y me trae recuerdos.
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