miércoles, 28 de octubre de 2009
sábado, 24 de octubre de 2009
viernes, 2 de octubre de 2009
2016, Río y todos esos círculos que delatan algarabía. Allí estuve producto de mi suerte y alguna otra condición. Enterarme que los Juegos Olímpicos los celebrarán en Rio de Janeiro me hace feliz… Y como dice ese hombre con aire de tipo común, Luis Inacio Lula Da Silva “"Es hora de paliar este desequilibrio”. A penas me acabo de enterar y concurro con ese carioca que lleva en su rostro los surcos que deja la patria, no sin antes haberlos sazonado con algo de cachaza.
Recuerdo con toda fidelidad mi primer y (espero) no ultimo viaje a Brasil. Me acompañaba una enciclopedia de experiencia, bondad y otras virtudes. Y por supuesto, en el talle de mi cuerpo las incongruencias típicas de la juventud, mezcladas divinamente con la curiosidad infinita. Allí conocí al Corcorvado. (también Corcovado, pero prefiero el primero). Petrópolis quedaba a unas cuantas millas. Y toda aquellas playas, que vistas desde el Pao de Azúcar, no dejaban dudas de que Dios, el G. A. D. U. alguna vez merodeó entre la mar y la arena y decidió esculpir el paraíso a la imagen y semejanza de la belleza. Copacabana, Ipanema y Leblon eran el regazo para cualquiera que se creyera eterno. Y eternos son los Juegos y las proezas que los atletas realizan. Si el destino volviera a ser bueno conmigo… que me lleve a Brasil en el 2016
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